viernes, 30 de enero de 2015

"Así empieza lo malo", Javier Marías



Todos los misterios de la novela gravitan en torno a la cita completa de Shakespeare que le da título, "Así empieza lo malo y lo peor queda atrás", símbolo del sacrificio indeseado que asumen algunos de sus personajes para evitar males mayores: hacer lo que a uno repugna y horroriza, asumir compromisos de los que querríamos huir, permanecer voluntariamente de espaldas a la verdad y hacerle oídos sordos o claudicar en la persecución de la justicia, y a concierna esta a lo íntimo o a lo público. (Marc García, en Bliss Topic Libros).
Así empieza lo malo cuenta la historia íntima de un matrimonio de muchos años, narrada por su joven testigo cuando este es ya un hombre maduro. Juan de Vere acaba de finalizar sus estudios y encuentra su primer empleo como secretario personal de Eduardo Muriel, un antaño exitoso director de cine, en el Madrid de 1980. Su trabajo le permite entrar en la privacidad de la casa familiar y ser espectador de la misteriosa desdicha conyugal entre Muriel y su esposa Beatriz Noguera.Un grupo de amigos visita habitualmente la casa de los Muriel: inteligentes, cultos, mundanos, ocultan entre sí un pasado de cuyas consecuencias el presente está preso. Viven una época en la que se empiezan a contar en privado cosas lejanas que muchos españoles se habían visto obligados a callar en público durante decenios. Pero cuando es del todo imposible saber la verdad, cada quien cree tener la libertad de decidir qué lo es (Lecturalia).
Los que hemos aguantado las intensas dosis de filosofía de las doscientas primeras páginas en las que parece que no pasa nada, también hemos comprobado que no hay nada que Javier Marías diga por casualidad; pues cuando menos lo esperas, estás atrapado por la trama de la novela. No entiendes por qué el director trata así a su mujer y, de manos de Juan de Vere, asistes a la degradación de los personajes de Eduardo y Beatriz. Es una obra de secretos: los de Beatriz, que también son los de la España colectiva de la Transición, y también los del propio protagonista que cuenta la historia quien, a diferencia de los primeros, sabe que hay cosas que es mejor no decirlas.
Es una lectura que ha gustado mucho, por lo menos a los que hemos leído el libro. También ha habido bastante polémica, pues había opiniones encontradas sobre quién tenía más o menos culpa de su desdicha, si Muriel o Beatriz.